viernes, 30 de septiembre de 2011

Ayuntamientos

Ya hemos entrado en el otoño y estamos en la fiesta de San Miguel, patrono de Requena y como la localidad por estas fechas se vacía y ya se celebraron los festejos a principios de agosto, tan pocos quedamos que ni una manita se ha encontrado para festejar el día del Santo con la celebración de la misa. Ni siquiera los perros y gatos somos todos residentes fijos pues algunos vienen y van con sus dueños.


Como Requena, cuántos pueblos hay en Castilla y León de pocos vecinos, la mayoría viejos y que son cada vez menos.
Es visible que no tienen ni población ni recursos para mantener sus comunidades vivas y activas, con los servicios adecuados y con cierto futuro y seguro de permanencia.
¿Qué hacer?
Caben tres actitudes:
La primera prefiere dejar al tiempo que actúe pues cualquier intervención oficial ha de ser trabajosa, tal vez dolorosa y hasta traumática. Así que muchos pueblos resignados piden vivir en paz su final admitiendo sólo cuidados paliativos.
La segunda viene a ser lo que se intenta por las autoridades de nuestra comunidad autónoma y que ya se prolonga lánguidamente durante largos años. Consiste en agrupaciones voluntarias de ciertos servicios básicos como aguas y basura y poco más. Parece ser que se pretende salir un poco de la modorra, incentivar el nacimiento de nuevas agrupaciones y ampliar sus competencias o ¿es pura palabrería?
Si es así la primera y segunda actitud se solapan, en el fondo son lo mismo y las agrupaciones de servicios son simples cuidados paliativos.
La tercera cree que ha llegado el momento de tomar el toro por los cuernos y hacer una verdadera reordenación territorial que permita instituciones locales capaces de crear un entramado de servicios, de recursos e iniciativas que garanticen la calidad de vida, el equilibrio poblacional y las perspectivas de futuro sin por ello destruir ni postergar lo existente.

Hay que juntarse, reagruparse, es decir crear nuevos ayuntamientos con población y recursos suficientes. ¿Cómo se hace esto? Es necesaria una ley de municipios que enfrente de raíz estos problemas.
Con mi socio y compañero de largas charlas peripatéticas lo vemos aproximadamente así: Los municipios han de tener como mínimo de 15.000 a 20.000 habitantes, nunca por debajo de 5.000 y siempre que de ser así se esté creciendo.
Se mantendrán concejos de pueblo como concejos abiertos, con su presidente o alcalde, su secretario y tesorero elegidos en asamblea, el concejo abierto, al margen del proceso electoral municipal. Su fin mantener la tradición, el patrimonio, y los servicios básicos de la comunidad como el servicio de agua corriente, la luz, limpieza etc. Sus dos asambleas obligatorias al año a las que serían convocados todos los que en el pueblo tengan residencia, fija o temporal, estén o no estén censados en el municipio. Un funcionario de la secretaría y un concejal asistirían obligatoriamente para garantizar la transparencia e imparcialidad.
Las Cortes de Castilla y León aprobarían la ley de municipios y la Junta propondría el territorio de los nuevos municipios por agrupación de los ya existentes, pero sería el acuerdo de las bases el que fijaría este espacio, elegiría unos representantes constituyentes y elaboraría un estatuto municipal que habría de ser refrendado como ley por las Cortes.
Si en un periodo preestablecido no se llega al acuerdo, las Cortes aprobarán por ley la agrupación y nacimiento del nuevo municipio con un Estatuto Base.
Todos los actuales ingresos de la Diputación se adjudicarían proporcionalmente a estos municipios.
Los actuales medios de comunicación, carreteras, teléfonos, internet, etc., permiten vertebrar el territorio, concentrar los recursos y orientar estos, no sólo a cubrir las necesidades, sino a asentar las bases de nuevas iniciativas, de creatividad de desarrollo.

Se nos va el hilo y crece y se lía la madeja, así que acabamos deseando que nuestros representantes, sin despojarnos de nuestra historia, de nuestro patrimonio, de nuestros núcleos pequeñitos locales, nos den un entorno de seguridad, de futuro con nuevos ayuntamientos.
Que ya basta de parches y remiendos, que son necesarias sábanas nuevas para descansar y despertar en un amanecer de esperanza.

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