jueves, 8 de marzo de 2012

Tirífilo


Las relaciones con mi socio han entrado en crisis. No me perdona mi persecución a los gatos, más, cuando hace unos días, en pleno campo, sin árboles y sin refugio, alcancé y puse en serios aprietos a uno que logró salvarse en la alcantarilla de un cruce de caminos. Además me considera indisciplinado porque desaparezco recorriendo el pueblo a la vuelta de nuestras salidas al campo atrasando mi vuelta al domicilio.
Es tal su indignación que ya ha salido dos días, solitario, a dar lo que fueron nuestros paseos y suspira por un Tirífilo, el perro de Toño, que convive pacíficamente con media docena de gatos y no se le ve vagando sin la compañía de su dueño.

Me recuerda esto las últimas conversaciones antes del gran enfado en que comparábamos el deporte favorito de los perros que es perseguir a los gatos con el de muchos españoles que es el lidiar con los impuestos. El más hábil en el empeño es el más admirado y hasta envidiado.
Los sujetos sometidos a la cadena de una nómina no pueden practicar este deporte, pero sí los profesionales y todos los autónomos y los medianos y grandes empresarios. Son los más dotados los que inventan sociedades como instrumentos ingeniosos de fraude fiscal y de evasión de capitales.
Además reina una indisciplina generalizada. Se incumplen los acuerdos y las obligaciones, se atrasan caprichosamente los pagos, se engaña.
¿Cómo no iba a llegar la crisis? Sin el fraude fiscal de la economía sumergida en especial la de los poderosos no serían necesarios los recortes, pues el Estado tendría superávit y hasta podría disminuir su deuda.
El problema no son los impuestos y el que estos sean altos no tiene por qué impedir la competitividad. Ahí están los Tirífilos del norte, suecos, daneses y noruegos. No lidian con el gran gato de la hacienda pública y pagan muchos más impuestos que los españoles. Más impuestos suponen para ellos mejor educación, más investigación, mejores infraestructuras, mejor urbanismo, cuidado del entorno y del medio ambiente…, en suma competitividad y calidad de vida.
Extraño país el nuestro que toma restrictivas medidas sobre los derechos de los trabajadores, que restringe las rentas de funcionarios y pensionistas pero no toca las rentas y la evasión de capitales de las grandes fortunas, no sea que se molesten y decaigan sus inversiones.
 El presidente del gobierno puede mostrar el coraje de enfrentarse a una huelga general que  amenaza declararse por el malestar de tantos ciudadanos de a pie maltratados por los recortes y no muestra igual determinación para arrostrar el envite de exigir a aquellos que pueden el que contribuyan con la parte correspondiente a sus rentas.
Entre los que con el pretexto de crear empleo exigen al gobierno recortes de derechos de los trabajadores están muchos de los que no contribuyen adecuadamente al gasto del Estado legitimados por leyes que les favorecen y hasta de muchos burladores del fisco. ¡Qué buenos patriotas!

Mi antiguo socio aún sigue proveyendo mi sustento, no esquiva sus obligaciones; por ello espero siga trascribiendo mis elucubraciones. Su admiración por Tirífilo me humilla. ¡Qué le vamos a hacer!

1 comentario:

  1. Bien claro lo dejas, es una pena que buenos pensamientos como los tuyos no lo tengan todos aquellos que al gobernarnos dicen pensar tanto en parados, asalariados y contribuyentes de a pie.

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