Al corral de casa le llama mi
socio perrolandia. Es aquí donde hablamos de temas perrunos y humanos. En
junio, final de curso escolar, nuestros diálogos sobre educación son continuos.
Con alborozo hemos recibido las noticias del éxito de la participación del Sem
Tob de Carrión en las olimpíadas matemáticas y ya estamos esperando que un
grupo de sus profesores y amigos inicien sus vacaciones con la remontada en
bici del Canal de Castilla; aquí en Requena, mitad del trayecto, les esperamos para gozar
con ellos de alegre compañía y un refrigerio.
No todas las noticias de que
hablamos son tan buenas. Los recortes se notan en los centros; son pocas las
plazas de maestros convocadas en las oposiciones para sustituir a los que se
jubilan, y la ley que presenta el ministro es, más que discutida, contestada.
El ambiente de inquietud y
discusión no es de por sí malo en la educación, pero lo es si lleva al desaliento
y al desconcierto. Sin un ánimo esperanzado y unos objetivos básicos claros y definidos
es imposible una actuación educativa que merezca la pena.
Aunque parezca que recortes,
disposiciones gubernativas y enfrentamientos sobre la nueva ley orgánica puedan
conducir al desconcierto y al desaliento, cabe el aliento por la portentosa capacidad
de desarrollo del niño y del poderoso instinto de padres y educadores de
contribuir a ello junto con la seguridad de que la sociedad en pleno aspira al
desarrollo integral del niño como persona y como ser en sociedad.
Una norma legal sabia y eficiente
y unos medios adecuados son muy influyentes en los resultados escolares, pero
los que realmente conforman el ambiente para que la persona crezca y se
desarrolle son la familia, la sociedad y la escuela.
Mi socio “ jubilata” ha sido niño
y maestro en tiempos de la dictadura y a partir de la transición ha sido
educador con leyes diferentes, todas ellas las han querido vender como la
salvación del sistema educativo y, en todo ese tiempo y con leyes diferentes,
ha sido testigo de muy buenos maestros y también de no tan buenos,
No hay ley perfecta y salvadora.
Todas tienen virtudes y carencias. Hay que buscar la norma más adecuada y su
dotación de medios, pero sin absolutizarla. La acción educativa se verá
favorecida.
Padres, educadores y grupos
sociales y políticos que actúan para que haya normas legales que sean sabias,
prudentes, eficientes y de cierta permanencia que permitan corregir el fracaso
escolar y mejorar las calificaciones de los informes PISA porque estas normas
determinan el marco educativo y fijan los objetivos, pero no dejan de ser un
instrumento. Lo trascendental es el proceso educativo que se realiza en casa,
en la calle, en los medios de comunicación y entretenimiento y en la escuela y
aquí la intervención concreta de padres y maestros va más allá de la ley y de
los informes.
Como buenos socios contribuimos
mutuamente a nuestra educación continua teniendo en cuenta las normas que
regulan las relaciones entre personas y perros, mas nuestro proceso va mucho
más allá.
Es cierto que los resultados son parciales y discutibles, ello no
impide que estemos contentos y satisfechos.
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