jueves, 13 de junio de 2013

Más allá de la ley y de informes PISA

Al corral de casa le llama mi socio perrolandia. Es aquí donde hablamos de temas perrunos y humanos. En junio, final de curso escolar, nuestros diálogos sobre educación son continuos. Con alborozo hemos recibido las noticias del éxito de la participación del Sem Tob de Carrión en las olimpíadas matemáticas y ya estamos esperando que un grupo de sus profesores y amigos inicien sus vacaciones con la remontada en bici del Canal de Castilla; aquí en Requena, mitad del trayecto, les esperamos para gozar con ellos de alegre compañía y un refrigerio.
No todas las noticias de que hablamos son tan buenas. Los recortes se notan en los centros; son pocas las plazas de maestros convocadas en las oposiciones para sustituir a los que se jubilan, y la ley que presenta el ministro es, más que discutida, contestada.
El ambiente de inquietud y discusión no es de por sí malo en la educación, pero lo es si lleva al desaliento y al desconcierto. Sin un ánimo esperanzado y unos objetivos básicos claros y definidos es imposible una actuación educativa que merezca la pena.
Aunque parezca que recortes, disposiciones gubernativas y enfrentamientos sobre la nueva ley orgánica puedan conducir al desconcierto y al desaliento, cabe el aliento por la portentosa capacidad de desarrollo del niño y del poderoso instinto de padres y educadores de contribuir a ello junto con la seguridad de que la sociedad en pleno aspira al desarrollo integral del niño como persona y como ser en sociedad.
Una norma legal sabia y eficiente y unos medios adecuados son muy influyentes en los resultados escolares, pero los que realmente conforman el ambiente para que la persona crezca y se desarrolle son la familia, la sociedad y la escuela.
Mi socio “ jubilata” ha sido niño y maestro en tiempos de la dictadura y a partir de la transición ha sido educador con leyes diferentes, todas ellas las han querido vender como la salvación del sistema educativo y, en todo ese tiempo y con leyes diferentes, ha sido testigo de muy buenos maestros y también de no tan buenos,
No hay ley perfecta y salvadora. Todas tienen virtudes y carencias. Hay que buscar la norma más adecuada y su dotación de medios, pero sin absolutizarla. La acción educativa se verá favorecida.
Padres, educadores y grupos sociales y políticos que actúan para que haya normas legales que sean sabias, prudentes, eficientes y de cierta permanencia que permitan corregir el fracaso escolar y mejorar las calificaciones de los informes PISA porque estas normas determinan el marco educativo y fijan los objetivos, pero no dejan de ser un instrumento. Lo trascendental es el proceso educativo que se realiza en casa, en la calle, en los medios de comunicación y entretenimiento y en la escuela y aquí la intervención concreta de padres y maestros va más allá de la ley y de los informes.
Como buenos socios contribuimos mutuamente a nuestra educación continua teniendo en cuenta las normas que regulan las relaciones entre personas y perros, mas nuestro proceso va mucho más allá. 
Es cierto que los resultados son parciales y discutibles, ello no impide que estemos contentos y satisfechos.


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