jueves, 17 de septiembre de 2015

El apropiador


Avanzada la tarde hemos salido a recorrer la ría, el canal de Castilla, como otras tardes. Íbamos los tres, mi socio, Nano y yo, Chindas, cuando, al pasar la calle frente al corral del perro al que llaman Felipe, irrumpió una cascada de furiosos y estruendosos ladridos. El tal Felipe se ha apropiado de la calle y se desgañita monstrando su total oposición a que ningún otro perro la comparta.

Hay perros, y también personas, que se apropian de espacios y recursos que no están dispuestos a compartir, como el Rey Sol cuando decía: "el Estado soy yo" apropiándose así del estado francés. Y como ya venímos en anteriores paseos hablando del tema catalán, esta tarde hemos discurrido sobre apropiaciones simbolizadas no en el rey, pero sí en el presidente Arturo.
Hoy Artur Mas y sus secuaces se identifican a sí mismos con Cataluña. Cataluña sufre, goza, necesita o quiere lo que él sufre, goza, necesita o quiere. A los demás catalanes se les ignora o se les considera pobres ignorantes equivocados, o carentes de sentimientos, cuando no vendidos o enemigos de la misma. Por supuesto, los españoles que piensan que Cataluña es parte constitutiva de España y por tanto algo querido como propio, igual que Aragón o Extremadura, cometen el máximo oprobio pues Cataluña es suya y solo suya. Bien puede decir: Cataluña soy yo.

A él no le importa que durante siglos los españoles hayan vivido juntos, trabajado juntos, creado o destruido juntos, gozado o sufrido juntos. No le importa que a partir de la revolución liberal se considerara a todos los españoles soberanos de su destino y mucho menos le importa que entre todos nos hayamos dado unas normas democráticas con una Constitución aprobada por todos. Cataluña soy yo y yo no estoy sujeto a normas que no dependan solo de mí. De hecho, estoy sometido, estoy oprimido por esas normas y por eso lucho por la libertad. La libertad soy yo.

Ni la crisis mundial, ni las dependencias globales explican para Mas la crisis en Cataluña. Que los ingresos y gastos públicos se tomen en instituciones democráticas como el Congreso, en donde los catalanes tienen voz y voto con más peso que la mayoría de autonomías por su población y capacidad económica, parece que no justifica el paro y los recortes en la autonomía catalana. Cataluña está así porque España nos roba. Si fuese libre sería un estado rico, próspero, sin crisis como los estados nórdicos europeos . La prosperidad soy yo.
Según Mas, no hay que preocupase con la independencia de los gastos del nuevo Estado, que asegura serían asumibles; ni de que el mercado español sea el principal destino de la producción catalana; ni de que se complicarían las relaciones con la Unión Europea: todo seguiría igual ya que somos Europa y estaríamos en Europa. No hay que angustiarse porque la Unión sea una unión de Estados por lo que si nos separmos del Estado que nos hace estar en la Unión nos separamos de la Unión, con lo que el estado catalán tendría que solicitar el ingreso y ser aprobado por unanimidad, también de una España temerosa del contagio independista a otras autonomías. Según él tampoco pesaría en la decisión el efecto del arrastre en otros Estados europeos en que existan nacionalismos, ni el temor general a una unión más difícil de manejar con tanta posibilidad de estados y procesos. Son minucias. Una Cataluña próspera, emprendedora y muy europea nunca sería echada y al independizarse sería aceptada inmediatamente como estado miembro. Europa soy yo.
Siendo Cataluña libre, próspera y europea, no es comprensible que una realidad constitucional impida a los catalanes decidir democráticamente con el voto su independencia que, sin duda alguna, sería favorable ya que se vota libertad, prosperidad e inserción europea. No hay que asustarse por romper la ley del Estado español aunque esté aceptado como democrático y soberano por la comunidad de naciones. En este caso, la democracia soy yo.
Mi socio y yo nos admiramos de cómo Mas, como Felipe (el perro vecino), pone el grito en el cielo porque otros transitan por su calle. El gran apropiador ha hecho suyas Cataluña, la libertad, la prosperidad, Europa y la democracia. No creemos que también haya hecho suya la “honorabilidad” y que no considere reprobable que se aprovechen del famoso 3% los partidos, instituciones y familias que hayan contribuido a construir esta fantástica Cataluña

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