Rompe el día los abrazos de la
noche y taimado pisa en las calles el delirio del amanecer. Un nuevo curso
clarea por el horizonte lleno de lápices de colores, arrastres de carteras y
suelas nuevas.
Desenfreno
agitado en las aulas, una figura impone orden y entre tímidas miradas los
libros se abren. Saberes escondidos en páginas blancas hasta el ayer en que
fueron grafiadas con la sabiduría de la experiencia que busca la transmisión.
Unas
plantas renacen en la tierra ahíta del milagro del saber y con su penetrante
belleza educan, muestran, demuestran y
recrean. Vocación de maestros al servicio de infantes, adolescentes, adultos...
Espejos de la bondad y la paciencia en la mayoría de los casos, dan de sí
mismos cada día lo mejor de sus mentes y de su corazón. Cultura sembrada por
igual en tierras fértiles que en eriales con la esperanza de que en ambos senos
florezca la sensatez, el afán de superación, el compañerismo, el conocimiento
básico que haga a los alumnos personas útiles a la sociedad en su futuro,
enmarcando la escuela en el pilar de bien hacer.
Chindas,
te digo todo esto y me miras con tus ojos muy abiertos no sé si interrogándome
o entendiendo lo que significa. Con tu amo sueles conversar y opinas de
cualquier tema pero conmigo sólo escuchas y en silencio me das tu parecer, no
siempre coincidente con el mío, ya lo sé, pero eres un perro encantador que sin
"mochila" a la espalda también intentas aprender.
Septiembre
es un mes donde las luces cambian de color a media tarde y el cierzo del norte,
aquí en nuestra zona, obliga a abrigarnos y respirar fuerte para que los
pulmones se oxigenen de placer. Época del año que deja atrás el ocio y envuelta
en cobrizas hojas de castaños de Indias, inspira paseos en el aire con su caída
romántica y leve hacia el suelo.
Maravillosa
captación del movimiento que enseña, como el maestro, a descender a los
principios para revolotear en empírica ascensión al conocimiento que eleva
criterios y reparte algo de esa savia que posee y hace renacer cada primavera.
Pupitres ordenados que ofrecen su apoyo ignorado, sillas
que acomodan y sonríen al "agotado" trasero que resignado permanece
en el sitio indicado. Ventanales abiertos a la luz para darla paso y colaborar
en el bienestar del espacio. Aulas, con nueve meses de actividad sonora,
inquieta y acogedora.
Maestros, profesores, ¡ánimo!
vuestro empeño diario alcanzará la meta que os proponéis. Gracias por elegir
dar al mundo algo de vuestra inteligencia.
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