Querido Chindas:
Ya
pasó la noche mágica y con ella, decepcionados o contentos, volvemos a la
realidad. Días de frío borran las pisadas de la cabalgata y abrigos y bufandas
se ajustan a nuestro cuerpo.
Amigos de trapo siempre fieles. Arrullos que
calientan y aceptan el desdén del rincón cuando no son necesarios; sonríen
cuando son de nuevo requeridos y abrigan con amoroso cariño, la satisfacción de
ser útiles.
¡Cuántas cosas nos rodean sin que valoremos su proximidad!...
Sabes
Chindas que los Reyes Magos de Oriente son los paladines de la infancia, los
entrañables dadores de deseos hechos juguetes en sus manos, de sonrisas y
miradas de esperanza, con algún caramelo caído al lado, incluso golpeando el
gorro de su inocente cabeza, pero siempre dulce y emocionante. Ellos albergan
la ilusión del despertar gozoso, los nervios que mueven las manos rompiendo
envoltorios de sorpresa y a la par, la familia remusguea la dicha del placer
conseguido. Unidad y latidos se abrazan en sentimientos de paz y la sonrisa
aflora dejando en el ambiente el aroma del hogar.
En
la semblanza nacional, en el mundo de los mayores, las cosas caminan no sé si a
cuatro patas o sobre ruedas, pero la incertidumbre decapita la armonía. Sueños
de bienaventuranza quedan anclados en el horizonte fronterizo entre la cordura
y la cultura del bien común. Se desboca el lider catalanista arrasando vallas,
pisoteando la hierba patria que adornó parques y jardines dando placer a
generaciones y generaciones, sólo en beneficio propio. Cegados quedan los que
sirven de arreos y siguen la misma ruta y sólo un abismo o muro les mostrará el
error de la falsa libertad.
A
la sencillez señalada de los hogares que celebran "el regalo" de los
monarcas del belén a los niños, dando paz y confianza al día a día, se adosa en
un costado del mapa esta pretendida desunión, falacia a todas luces para los
débiles que se dejan dominar o a los miopes ciudadanos que el horizonte pintado
con tizas de colores les sugiere perpetuidad de poder y gloria. Año Nuevo,
relato de unidad frente al despotismo de hermanos "mayores" que
pretenden dilapidar la herencia de todos para eludir la justicia por sus
fallos.
Bien,
Chindas, como ves a una noche especial le siguen muchas más teñidas de
nubarrones y cuarto menguante de la luna, en el mejor de los casos. Confiamos
una vez más que tras el festivo periodo vacacional pongan sensatez a los
aconteceres que se aproximan y los hilos que mueven las marionetas se suelten
por el uso inadecuado que reciben.
Ríe
el niño con la ilusión entre las manos/ su futuro es nuestro equilibrio, el
abrazo que aparta los temores, la generosidad de compartir con él lo que
con el esfuerzo en la casa entra. Compartir, he ahí la política para ser feliz.
También a nivel nacional, sin más magia que, insisto, el bien común.
Hasta la próxima semana, mi buen amigo.
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