sábado, 19 de marzo de 2016

SIRIOS

            
Sabes querido Chindas que me resistía a tocar este tema por lo espinoso que es, pero las imágenes que cada día nos muestran los medios de comunicación hieren tanto que, al fin, no dejo de preguntarme en qué mundo vivimos. Guerra: egocentrismo de los poderosos que, con su hedonismo a la cabeza, humilla y pisotea los derechos humanos.

            Emigrantes sin horizonte cubren sus cuerpos con plásticos, sus pies con el lodo, sus ojos tiritan abrazados a las lágrimas del recelo y rechazo del país donde han llegado huyendo sin saber dónde se encuentran. Otra lengua, otra cultura, frío por doquier.
            Niños, muchos niños esforzándose en seguir siéndolo, juegan sobre los charcos de la incertidumbre, ríen si alguien les fotografía o sienten el más mínimo atisbo de cercanía solidaria. Infancia rota vestida con jirones de esperanza.
            Peregrinos de la nada que les rodea. Rememorando a Calderón de la Barca en “La vida es sueño”, creo oír a esos corazones adultos, mientras en su pequeña tienda de campaña, abrazan a su familia dándola calor, recitando ese fragmento: ¡Ay mísero de mí…!
            Apurar cielos pretendo, ya que me tratáis así/ qué delito cometí contra vosotros naciendo/…. Nace el ave y con las galas que le dan belleza suma/ apenas es flor de pluma o ramillete con alas/ cuando las etéreas salas que le dan belleza suma/ cortan con velocidad/ negándose a la piedad del nido que deja en calma: ¿y yo teniendo más alma, tengo menos libertad?

            Con futuro incierto siguen esperando el amanecer, un nuevo día que suavice sus llagas. Un país que les dé la oportunidad de renacer, de olvidar los horrores vividos, de ser personas libres. Mientras, nosotros, ¿por qué tenemos su presencia? Vivir es compartir espacio, amistad, gozar de un mismo cielo, respirar el mismo aire. Nuestros pueblos se vacían y las casas, muchas, quedan mudas hasta que el tiempo las abandona. ¿Por qué no alojar a uno o dos matrimonios en cada uno de ellos? Las ciudades están saturadas y la “beneficencia” estatal también puede llegar a estos municipios. ¡Piénsenlo!, todos salimos beneficiados.


            Emigrantes con rostro dolorido, flores trasplantadas sin riego que las sustente; aguantad un poco más y no perdáis la ilusión porque la belleza interior de vuestras vidas merecen el abrazo que os espera tras los nubarrones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario