jueves, 21 de abril de 2016

CHIRIBITAS


Alfombrados están los prados con margaritas silvestres apaciguando los pasos desbocados del mundo. Chispas de miradas indiferentes se recogen en sus pétalos. Sencillez en el juvenil recuerdo deshojándolos de uno a uno, “me quiere, no me quiere…”. Primavera.

El Atila de nuestro tiempo pisotea la armonía y la belleza de la convivencia, desasosegándonos, y plenos de incertidumbre, recorrer páramos y eriales en pos de las huellas de la ilusión herida.
Tierra fértil vejada, azotada por el viento prepotente que reseca y atabona los surcos. Gérmenes buscando la luz, luchando entre estos terrones de tierra que les impide florecer. Chiribita de los campos despierta de día, atenta al juego luminoso siguiendo el magnífico caminar del sol para replegarse con su ocaso. Meditación.
Naturaleza llena de enseñanzas a ras de tierra. Plantas que hablan y divulgan el equilibrio. Voces silenciosas que educan con el ejemplo. Rodeadas de espinos o abrojos florecen igualmente mostrando la riqueza espiritual de su fragancia y delicada hermosura.
Temporal político que amilana y decepciona, granizada que vista con inteligencia, invita a la unidad replegada, como en las margaritas, para que no se dañe ni una sola de sus hojillas. Libertad de colores en la flora, indiscutible pluralidad del elegante arco iris que recrea los sentimientos. Libertad de pensamiento pero, sin ocupar todo el espacio, sin imposición y sin criterios de dominio. Un jardín con una sola especie caería enseguida en el olvido.
El jardinero poda, cava, limpia, trasplanta…, es necesario este trabajo pero también tiene que abonar, regar, proteger. Remedando este oficio, el político está obligado a mantener el espacio encomendado, con toda la diligencia que es capaz, para que cada parcela por él trabajada muestre su valía y la pureza de sus intenciones.
Se duele la tierra cuando el arado hiende su reja sobre ella, pero la beneficia. Las crisis aceleran la imaginación aportando soluciones en cada hogar, adaptando, equilibrando y haciendo uso de los valores perdidos. Todo en la vida tiene doble lectura. Miremos con otra mirada los acontecimientos manteniendo la esperanza de un resurgir próximo que contemple la paz y la prosperidad.

Terminamos con este verso de Machado, 
“Al olmo viejo, hendido por el rayo y en su mitad podrido/ con las lluvias de abril y el sol de mayo/ algunos hojas verdes le han salido.”

No hay comentarios:

Publicar un comentario