Cuando hay un acontecimiento como
éste, del pasado hacer de los labradores, la alegría vuelve al lugar atrayendo
a visitantes. Los garbanzos saltan entre las pajas y el trillo, su cabeza
dorada revolotea chocando por los bordes de la parva y el polvillo que el aire
se empeña en ocultar.
Bolitas con perspectivas de
cocido son solaz en la mesa. Recreo rural en cualquier mesa e incluso en
sofisticadas cocinas de ciudad. ¡Ah! los pueblos, cuántos y sabrosos paladares
guardan en sus recetas culinarias de las abuelas, pueblos a los que se les
retira el saludo en invierno mirando con cierta “pena” a los que vivimos en
ellos, me refiero a los pueblos pequeños.
Volvamos a la trilla, esta vez
era Mundo, nuestro vecino, el que soltó los fardos donde llegaron abrazados a
la era desde la tierra en que nacieron; ¿a morir? No, a regalar su bondad a las
ollas. Música y algarabía en las manos de los niños a los que les hacía ver en
la palma de su mano, la graciosa naricilla que estas legumbres tienen; sin ojos
ven y cosquillean en el corazón de quienes los acarician jugando con ellos.
El bufar del tractor, nada
parecido al de los animales que entonces arrastraban el trillo, resoplaba
mientras hacía círculos sobre el blando lecho de los garbanzos. La bielda
aclarará ese rumor al caer en los sacos y quedar listos para el envasado.
Familia abrazada, apretujada con cariño, con recelo en algunos, con amorosa
cercanía para otros. En el campo se miraron esperando este momento, lloraron
con la lluvia pero también bebían ese néctar que les caía del cielo y les hacía
crecer. ¡ Oh dichosa cercanía!, bendita trilla y acribado. Ilusión chocando
esa naricilla mencionada. Saludo esquimal en un saco de arpillera.
Garbancito, garbancito, dónde estás que hoy no te he visto…, jugábamos
cuando éramos chicos. De nuevo reímos con esta estampa de verano tardío.
Gracias Mundo por este regalo al pueblo.
Garbanzo blanco o negro en un mismo horizonte, separados en la olla y
juntos en el cariño. La noche y el día caminan de la mano, los pájaros cantan a
la aurora y las estrellas hermosean el universo. Garbanzos blancos que se
cocinan y negros que les da valor. ¡Olé al sabor rural, a las legumbres y los
cereales, a los labradores y a los moradores del campo!. ¡GUAUUU…!
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