Un perro bien educado ¡qué gran
valía tiene! Puede ser ojo para el ciego, policía para los ciudadanos,
colaborador indispensable en descubrir victimas producidas por catástrofes
naturales o provocados.
Los que tenemos una educación
normal somos perros normales y el resto... mejor no hablar de ellos.
Y si es importante la educación
animal, mayor es la de los humanos.
La igualdad básica de
oportunidades solo se puede conseguir con una educación universal de calidad.
Solo así los niños con familias con dificultades, ya sea por ser emigrantes, de
etnia gitana o de padres en paro, podrán aspirar a ser profesionales de buena
cualificación y ciudadanos creativos que aporten bienestar.
De esto podrá tratar un pacto por
la educación. Deberían, asimismo, proponerse los objetivos y los medios para
conseguirlo.
También de la importancia de la
lengua que permita entender textos y discursos y poder expresarse con
corrección por la palabra y por la escritura. Del lenguaje matemático y sus
sistemas operativos. De conocimientos fundamentales sobre la naturaleza y el
ser humano. Del manejo y uso provechoso de las nuevas tecnologías.
Sería conveniente que tratase de
las actividades extraescolares tanto para recuperar retrasos o superar
dificultades como, y esto de forma especial, de aquellas en las que el niño se
sienta a gusto, que le den confianza y ayuden a su creatividad, ya sea en
deportes, música, arte o cualquier disciplina de su agrado.
¿No sería también razonable
discutir si la educación obligatoria debe servir para abrir caminos y dar
posibilidades en vez de para cerrar y poner barreras que le hagan sentirse
fracasados a los dieciséis años?
El pacto es una buena ocasión
para dejar claro qué es la escuela nacional abierta y plural con tres ramas, la
escuela pública, la concertada y la privada. Y fijar cómo ha de ser esta
escuela nacional, cómo se organiza la escuela pública y cómo la concertada ha
de estar abierta a todos de hecho, sin que con medidas indirectas elimine la
entrada de determinados alumnos.
La escuela, aunque sea privada,
deberá cumplir los objetivos de la escuela nacional y estar sometida al control
del estado.
El acuerdo deberá tratar así
mismo de los maestros, de su formación y de su carrera y de forma muy
importante de cómo suscitar en ellos, además del cumplimiento de la ley, la
capacidad de innovación y creatividad.
El pacto deberá tratar la
relación de los centros con las familias y la sociedad.
Y, por supuesto, debe contemplar
medidas económicas para ser efectivo; pero el pacto no es económico aunque,
como medio necesario, debe incluirse ese punto de forma abierta a nuevas
situaciones y oportunidades.
No es para tirar cohetes ver
cómo, de entrada, antes de tratar otras variables, hay quienes se apartaron de
él invocando el malestar de los educadores por falta de financiación y es
imaginable que este malestar se haya expresado a través de los sindicatos.
Es como si en un pacto entre
perros detectadores de drogas, exigiesen como primer paso fijar el tamaño de
las salchichas del premio.
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