jueves, 22 de marzo de 2018

LAVAPIÉS

Imagen: La Sexta TV
Mi socio recuerda cómo hace unos cincuenta años frecuentaba el barrio de Lavapiés y tomaba allí diariamente el metro camino de sus obligaciones. Así que los sucesos de estos días en el barrio nos han dado para hablar largamente sobre ellos.
Todo ha estado relacionado con la lamentable y triste muerte de un mantero por un infarto en una de sus calles.
La violenta reacción de tumultuosas protestas con ruptura de mobiliario urbano y escaparates ha sido transmitida repetidamente por los medios de comunicación. Ha sido protagonizada por el llamado Sindicato de manteros, pero no faltaron otro tipo de personas, algunas muy violentas.
La muchedumbre enfurecida y sus portavoces echaban la culpa a la policía municipal con pertinaces gritos de "policía asesina". Por supuesto, la reacción de personas, asociaciones, partidos políticos y autoridades no se hicieron esperar; la mayoría, muy llamativas.
La acusación de una muerte causada por la policía la mantenían los manifestantes y era asimismo defendida, por lo menos, como una causa indirecta por personas de organizaciones de apoyo a los emigrantes, por ciertos políticos que se hacen llamar progresistas y hasta por alguna autoridad municipal.
En general, el resto de partidos políticos y las autoridades justificaban la actuación de la policía que no tenía nada que ver con esta muerte: nadie le perseguía, estaba con un compañero cuando se sintió mal y fue después ayudado por la policía y no atacado.
Hechos y declaraciones merecen comentario. La situación de los inmigrantes sin papeles merece reflexión y encontrar una mejora de la situación camino de solución.
Que los manteros protagonistas formen una asociación y que la llamen sindicato y que todos pertenezcan a la misma nacionalidad, reaccionen instantáneamente afirmando y reafirmando que la policía es asesina puede llevarnos a pensar que detrás del grupo de pobres manteros hay fuerzas más poderosas que consiguen la mercancía, organizan la vigilancia y los lugares de venta, etc. Esta muerte, para "los jefes" tan propicia para ser aprovechada, puede forzar al ayuntamiento y a la policía a hacer la vista gorda, permitiendo el ilegal comercio callejero.
Si es así, los bienintencionados trabajadores sociales que afirmaban lo de la muerte provocada son unos benditos, ya que un fin bueno no justifica medios mafiosos.
Los políticos "progresistas" que se unen a acciones reprobables y lo saben son políticos de espíritu corrupto.
En cuanto a las autoridades y políticos, que se han mostrado muy mediocres, justifican a la policía porque el infarto se produjo sin persecución policial; pero si ésta se hubiese producido al correr con su manta enrollada y ser sujetado por la policía, ¿sería la policía asesina?
Hoy los jefes de los manteros, que deben ser los que realmente se aprovechan de esta actividad ilegal, deben estar al menos parcialmente satisfechos. Ayuntamiento y policía se andarán con más tiento en la represión del negocio que manejan.
Los manteros son una mínima representación de los inmigrantes sin papeles que están entre nosotros y tienen derecho a ser tratados con dignidad, a defender la vida y también a la salud y a la educación, al menos en lo más necesario y básico. ¿Cree alguien que la solución es romper la legalidad? Lo que está fuera de ley acaba en dominio de los más poderosos, de los desalmados y de las sociedades mafiosas.
Habrá que buscar soluciones legales convenciendo a la población para que pida normas adecuadas, a las autoridades y parlamento de la Unión europea, de España, de las autonomías y de los ayuntamientos.
El problema es arduo y complejo y nunca se dará la solución totalmente adecuada, por eso que la acción personal y las asociaciones civiles son tan necesarias y tan meritorias

No hay comentarios:

Publicar un comentario