jueves, 23 de octubre de 2014

EL ESPEJO

Mirada familiar, sentimientos encontrados, brillo acrecentado cuando en el alma hay una sonrisa. Peculiar confesión con uno mismo sin mitos ni reproches. Reflejo de esa realidad que aumenta el anhelo de ser cada día una vida vivida con esperanza. Junto a esa luz de plata se enmarca el rostro, el entorno, la fidelidad vestida de verdad y sinceridad.
Espejo, cristal cromado que se irisa cuando un rayo de sol besa su frente. Así nuestro pasar cotidiano nos muestra ese arco de acontecimientos, los deseos que individual o conjuntamente  necesitamos se hagan realidad, perpetúen con limpieza la convivencia y la fraternidad humana se haga posible. Como augurábamos la semana pasada el paso del ébola ha sido una experiencia que nos ha llevado al regocijo y a la reflexión. Hoy podemos felicitar a todos los sanitarios implicados con generosidad y esfuerzo en llevar a buen puerto a Teresa Romero y con ella a cuantos refuerzan sus ansias de salud porque, cuando la profesionalidad se demuestra, ganamos todos.
Ámbito de inteligencia dedicada al servicio y a la abnegación demostrada con cada paciente, con cada ser doliente que requiere su atención y pone en sus manos lo más valioso que tiene, su vida. Gracias personal de atención primaria por tantos riesgos corridos y por esa valiente entrega vocacional. El espejo de esta sociedad que está "aislada" entre sábanas blancas fuera del bullicio de  los comensales de la fiesta y son atendidos mostrándonos un mundo lleno de valores, sin voces disonantes, que van y vienen atendiendo demandas e intentando paliar sus sufrimientos, es de tal claridad que su reflejo dulcifica nuestra mirada.
Luna en pared colgada, enmarcada o biselada simplemente; eco de bocetos de la noche que derrama lágrimas y ayes de dolor, añade a tu palmares de autenticidad el rostro sublime del gozo de la recuperación y las manos delicadas de la amabilidad.

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