jueves, 6 de noviembre de 2014

EL ESTÓMAGO

             
     Romance de "delicatessens", exquisiteces nuestras, en el molino del cuerpo. Fuera hedonismo del placer gastronómico; perifollos y oropeles que dejan hambre en la mesa pero recrean la vista.
   Exaltación de la cocina moderna que arrincona la palabra cocinero para llamarlos "chef" e igualmente margina la comida tradicional que llenaba el plato hasta paliar el hambre, bien con un buen cocido o con guisos y verduras. ¡Ay pobres pobres que vemos pasear por la tele esos cuadros (hoy todos los Chef son pintores del paladar) cada vez más sofisticados revestidos de polvillo de oro, adornados en el centro de los platos como gotas de lluvia en tiempo de sequía y que a los pudientes les gusta paladear y hacer gala en su sociedad dejando atrás los mencionados manjares de la cocina de la abuela o el buen yantar de los pueblos!
            Salud fuera de plató con añadidos al llegar a casa, lisonja que ocupa espacios y espacios en los medios elevando la actividad al más alto grado de "cultura" nacional. Loable profesión pero, una más, en la cadena de servicios a la comunidad.
            Palpar quiero el pan y sentir la mano del labrador que cultiva el grano que le hace posible, gustar los frutos que la naturaleza otorga a la tierra y acerca esa misma mano a nuestra mano. Oír el cántico del fuego danzando en la cocina dando hervor al agua que borbotea entre risas con los alimentos; experimentar el aroma que las carnes o pescados nos acercan al paraíso de donde proceden y, finalmente, sin más aparejos que la sencillez, ver sobre la mesa el plato compartido de la unidad familiar.
            Estómago agradecido en horas puntuales sin aspavientos en media mañana o tarde, pero también meloso con el paladar, inseparable tobogán que le recrea. Distribuidor amigo de otros horizontes que facilitan vivir con alegría y pasear erguidos por las avenidas del aire y las flores.

            Sin elevar tanto las cotas de la maestría de algunos que sacian hasta cambiar de canal en televisión, demos al mundo el gusto de la sensibilidad por todas las artes que alimentan el espíritu y  llevan a la sociedad a algo menos prosaico, otorgando a todos sus sentidos la dinámica de la "cultura" con mayúsculas. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario