Mi querido
Chindas:
Anoche cuando volvía de la casa del
abuelo a la nuestra, sentí algo especial y te voy a comentar lo que pensé. Vacío
está el silencio en la calle durmiendo, fina lluvia le acaricia velando su
sueño y los párpados de la noche tiemblan con los luceros. Pisadas a media
noche cabilan, sorprendiendo al paseante de pasos humedecidos, con sombras
mudas de abandono. Un gato aparece en escena, se asusta y cruza la calle
corriendo. Silencio de farolas, coloridos descendiendo. Crujir de puerta de
entrada, tranco con ganas de lecho.
Despertar del Día de los Santos, fe recostada en el
recuerdo, flores acompañando. Sentimientos encontrados del ayer y el hoy,
añoranza y cariño entrelazados. Soleando el camino de los pasos idos, el pintor
llena su paleta de verdes y marrones a los lados, alfombrando así la tierras
que fueron surcadas con cantares y esfuerzos. A unos metros del cementerio, el
Canal pone su nota azul llevando hasta el mar, pasando por exclusas y ríos, el
devenir de la vida, deteniéndose en pequeños rincones con la brevedad de la
risa.
Misterio, amigo Chindas, del vivir y el
morir, etapas de luces y sombras, de ilusiones y lágrimas. En este día de
reflexión donde las bondades reposan, se me antoja rememorar la infancia, las
caricias recibidas de padres y abuelos, de familiares; todo lo compartido con
amigos y vecinos. La historia, nuestra historia personal, se acrecienta y
achica dando paso a la emoción. Bajo las losas que protegen, yacen los amores
sagrados que fecundaron generación tras generación, la esperanza de la
felicidad eterna.
Nace la vida, hoy en ecografía
observada y una sonrisa de amor contempla ese futuro que traerá ilusión al
crecimiento, que abrazará a los suyos y seguirá el camino de la vida en común
dando a la noche día y a la lluvia espacio de claridad y bonanza.
Un nuevo año se aproxima a pasos
agigantados y la nieve envolverá de blanco nuestra mirada. Espero que desde el
patio o desde tu caseta sigas acariciando muestra amistad y tus ¡guauuuus!
permanezcan unidos a nuestro cariño, más allá de las fronteras del "más
allá" que en estos días tenemos
presente.
Un abrazo. Te volveré a escribir la
próxima semana.
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