jueves, 1 de enero de 2015

AÑO NUEVO 2015

       
            Apurando las últimas horas de 2014, Chindas y yo nos asomamos al balcón del ayer y remontándonos a sus inicios empezamos a ser envueltos en una niebla pertinaz que apenas nos deja ver si hubo cumplidos los deseos de la mayoría.
            Bambalinas, jarana acompañando a los jóvenes, fuegos artificiales inundando de brillo el manto azul de la noche y ese sin fin de abrazos al terminar las doce campanadas llenos propósitos y esperanzas. En ese ayer, como esta noche, volarán las alegrías a anidar en rincones inesperados, acaso ocultando su rostro para que no se vean ficticias y a la vez emitiendo destellos de felicidad para apoyar la vida.
            Tras una breve pausa, hoy es Año Nuevo y el sol besa a la helada que aún reposa en las calles y campos. Un capullo rojo algo aterido se muestra inamovible en su rama del rosal del patio.
          Chindas y yo damos la vuelta a este hecho y cavilamos sobre el mensaje que parece quiere entregarnos. Pase lo que pase la belleza permanece a nuestro lado, es cuestión de "mirar" a nuestro alrededor y detenernos en la bondad de las personas que queremos, en esos amigos que están ahí cuando flaquea nuestra esperanza... y tantos detalles que aún debemos descubrir que aportarán luz y sosiego a nuestra vida.

            Cálido reflejo en el cristal, apurado reproche a la escarcha, a las palabras vanas vestidas de gala; paso de color dorado del sol en la humildad de los hogares mayoritarios, espejo de futuras esperanzas. Año Nuevo con mayúsculas escrito para afianzar la dicha por venir, para acallar las lágrimas también venideras que tras ellas la risa se hará presente.

        Políticas polvorientas anuncian mejoras electorales mientras las vallas se asaltan, las pateras arriban y en el tizón de las noches el frío no se siente porque su abrigo es "llegar". Noticias de aquí y de allá almacenan los acontecimientos envolviendo nuestras veinticuatro horas en frágiles papeles de seda, mes a mes hasta diciembre que con su navidad, el cava nos consiga borrar las huellas del paro y la soledad del silencio interior.

          Mirando de nuevo el botón rojo del rosal, resurge la confianza y el pesimismo de la experiencia deja paso optimismo. 
           
         Que el abrazo de la unidad sea para todos nuestros lectores y prójimos el entrañable soporte de nuestra felicidad durante todo 2015.    


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